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Amir Thaleb Life.com |
LOS CAMINOS SE ABREN, LOS HORIZONTES SE ENSANCHAN
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A partir de mi presentación en Canal 9, los horizontes comenzaron a abrirse y
mucha gente comenzó a conocerme. Salieron muchas oportunidades, a pesar que
fue el año de la guerra en las Malvinas. Ese y los sucesivos, fueron tiempos
duros de trabajo, ya que la noche no estaba funcionando bien, la gente no salía
mucho y estaba bastante deprimida por la guerra, la falta de trabajo y los
militares que aun manejaban el poder. |
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Entre el año 82 y 83 no tuve mucho trabajo y en mi casa “corríamos la coneja”,
como se decía habitualmente. A mi padre no le iban muy bien las cosas y en
casa había muy poco dinero, apenas alcanzaba para pagar el alquiler. No
había ningún tipo de lujos, yo no tenia casi trabajo y los momentos fueron
muy difíciles. Recuerdo que se nos rompió el calefón y el lavarropas y no
había dinero para el arreglo. En ese tiempo, aprendí a bañarme calentando agua en
una olla y a calefaccionar el baño con una latita llena de alcohol de quemar, y
eso sí, a bañarse rapidito antes que se enfriara. |
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Vs. Conservadores, retrógradas y otras
yerbas. |
Toda esa situación me deprimía mucho. Me las arreglaba de vez en cuando, dando
clases privadas en casas de nuevos ricos, que como todo nuevo rico, te
refregaban su dinero por la cara, te hacían ir veinte veces a sus casas y las
muchachas te atendían en la puerta: "Hoy, la señora no está de humor, no se
siente bien. Vení mañana". Obvio que todas las veces que ibas y no te atendían,
ellas no te las pagaban.
Uno agacha la cabeza cuando necesita el dinero. Cuánta idiotez humana existe
entre mucha de esta gente! Son muy pocos los que vienen de abajo y el
crecimiento económico lo viven con total naturalidad. En su gran mayoría, lo
detectás en seguida, son pedantes, cuando les dices "¡Qué lindo traje!" o
"¡Qué
linda remera!", nunca te contestan "¿Te gusta?" Siempre te dicen que es tal o
cual marca. Y lo peor, es que son los que más lloran el precio cuando deben
hacer un contrato, un asco en verdad.
No reniego de esa época, ya que eso me enseñó a caminar en la vida, a tocar
puertas, a ser el alquimista de mi existencia una y varias veces más, y
por sobre todas las cosas, a volverme más creativo e ingenioso, cualidad que sólo
se logra cuando se pasan necesidades. Me dolía ver a mi madre levantarse a
las tres de la madrugada a lavar la ropa a mano y a hacer empanadas árabes para
vender en los negocios y de esa manera poder mantenernos. |
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