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Amir Thaleb Life.com |
Esa fue una experiencia increíble, ya que si estaba
deprimido, a partir de ahí no paraba de llorar. Ese comentario me había tocado
muy profundo, había calado mis huesos y lo peor era sentir qué lejos estaba de
poder SER en realidad.
La cosa fue de mal en peor, mi depresión se hacía cada vez más aguda.
Siempre fui una persona que supe filtrar muy bien lo personal de lo escénico,
podía estar muriéndome, pero al escenario salía con mi mejor sonrisa. En
aquel tiempo NO PUDE, fue la primera vez que no podía tener el control
sobre mí mismo, bailaba con lágrimas en los ojos, sólo rogaba que el tiempo
pasara lo más rápido posible.
Todo se me había venido abajo, yo principalmente, mi integridad, mis
fuerzas; agravado por desengaños amorosos, por amigos que creí que tenía y no
eran tan fieles en su amistad; mi familia, mi casa, mis afectos lejos. Estaba
solo, solo con mis trajes de baile, con unos aplausos que duraban un instante.
Mis sobrinos lejos, sin poder disfrutarlos, sin verlos crecer. Era evidente que
algo había fallado en la ecuación de mi vida. Y toqué profundamente el fondo
como nunca me había pasado antes. No daba más, estaba delgado, comía mal, casi
no dormía y lloraba todo el tiempo. |
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México lindo y querido!!! |
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En los años en México había hecho una de las amistades más
bellas que conservo hasta el día de hoy. Mi amigo Yosu, un ser iluminado,
especial, budista, psicólogo y psiquiatra. Pensé en
él, corrí a |
pedir ayuda, algo que tampoco había hecho hasta ese momento.
"Fortalece tu espíritu Amir", retumbaban las palabras de mi maestra de
historia en mi cabeza. Llegué a su casa casi muerto, me senté en su living
llorando, lo miré y sólo le dije: "Tengo derecho a ser feliz."
Hasta aquel momento el amor y la felicidad sólo eran para seres con suerte,
no para mí, ya bastante había tenido con saber bailar, pensaba.
Le pedí que me aceptara como paciente, él no quería porque
éramos amigos. Le rogué, le insistí hasta que finalmente aceptó. Logramos un trabajo
maravilloso, en el momento de la sesión, él sólo era mi médico. Pude separar las
cosas, existía el mayor de los respetos. |
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